Una parte importante de la historia turística del Puerto de la Cruz está asociada a la figura del artista lanzaroteño, César Manrique, como la historia educativa de Lanzarote lo está a la persona del profesor portuense don Agustín Espinosa. Así lo manifesté recientemente cuando presenté en la capital tinerfeña el libro EL VOLCÁN DEL TURISMO, del profesor Juan Cruz Sepúlveda, donde explicaba los orígenes del turismo en la isla de los volcanes por excelencia.
A lo largo del año 2017 la empresa Ocio Costa Martiánez, concesionaria del Lago de Martiánez, ha venido recordando en la no menos histórica sala Andrómeda los 40 años de la inauguración en 1977 de la magnífica obra diseñada artísticamente por César, proyectada técnicamente por los ingenieros de caminos, canales y puertos, Juan Alfredo Amigó y José Luis Olcina y ejecutada por la empresa constructora de Luis Díaz de Losada. Para ello invitaron cada mes a diferentes personas relacionadas con la historia del diseño y ejecución artística de la magnífica obra. Unas eran técnicas, otras académicas y también políticas que nos dieron su versión respecto a César y su Lago Martiánez. Completaron un curso organizado por la Fundación César Manrique, la Universidad de La Laguna, la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz y la empresa Ocio Costa Martiánez.
En el mes de febrero de 2018 fui invitado a participar en el curso impartiendo una charla sobre “El lago de César Manrique”. Un ciudadano universal al que conocí en los años 70 del siglo pasado en Lanzarote por culpa del fútbol, de los volcanes y Telesforo Bravo, de la Peña Baeza y del Parque Nacional de Timanfaya. Luego me lo reencontré en las islas de Tenerife, El Hierro y La Gomera por diversas razones ligadas al mundo del paisaje. En la costa de Martiánez por su Lago espectacular, en el mirador herreño de la Peña y en la isla colombina por el mirador de Palmarejo sobre Valle Gran Rey.
Preparé mi charla MISCELÁNEAS SOBRE CÉSAR MANRIQUE, ya que me vi obligado a recordar cerca de sesenta años de mi vida relacionada con el Puerto de la Cruz, Lanzarote y el Turismo. De manera particular la etapa 1959-1967 y luego la que discurre entre 1974 y 1999, sin olvidar la 2013-2018. Son fechas relacionadas con mi primera visita a Lanzarote en 1959, con mi matrimonio en el Puerto de la Cruz y luna de miel en Lanzarote, en 1967; con la declaración del Parque Nacional de Timanfaya en 1974 y con la Fundación César Manrique, La Graciosa y Humboldt en 1999; con mis actividades culturales a partir de 2013 con Nicolás Laiz y Carlos Manrique, y con Damián Peña y Paco Hernández, de Canarias en Europa, en los últimos años. Todo ello me ha servido para reconocer la importancia de César Manrique en la intrahistoria turística del Puerto de la Cruz, así como en su proyección internacional, tal como lo cuenta Nicolás Laiz Herreras cuando escribió el libro DE LANZAROTE A KYOTO CON CÉSAR MANRIQUE”. Su obra marítima-terrestre, desarrollada en el litoral portuense de Martiánez, sirvió de referente para que la empresa japonesa SEIBU, a través de El Corte Inglés, intentase llevar a César para la ciudad japonesa de Kyoto. Entre sus tres objetivos, destacaba el diseño y la creación de espacios lúdicos turísticos para islas del Pacífico, al estilo Lago Martiánez. Ahora, cien años después de su nacimiento le recordamos con mucha admiración y cariño.