La ausencia de niños en las calles entristece aún más su vacío. ¿No les echan de menos? Sus gritos, sus exclamaciones entre voces aflautadas que acentúan la ingenuidad y la inocencia, están entre paredes que las resguardan. Cuando salgan nuevamente parecerán conquistadores y los predios serán suyos, aptos para gozar de sus sonrisas. Así sea.
Los escenarios futuros, en cualquier caso, serán complicados. Pensamos en los profesionales del periodismo y la comunicación. Lanzamos, desde la Asociación de la Prensa de Tenerife (APT), un llamamiento para evitar la pérdida de empleo y el cierre de empresas. Se trata de demandar al Gobierno de Canarias un plan de ayudas específicas para alcanzar esas dos metas que, en realidad, entrañan un gran objetivo: mantener abiertos los canales de información durante la crisis. En situaciones así, lo hemos escrito, es cuando se mide la responsabilidad y la función social del periodismo. En tiempos de precariedad, de insuficiencia de recursos, de feroz competencia, y ahora, de penurias y dramas que afectan a la salud, a la vida misma, se hace más importante esa función.
Crisis en la consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias. En otras crisis y en otros conflictos, la unidad de acción era decisiva. Cuando se abrían fisuras, se ponía de relieve la debilidad. Hay que ver la facilidad con que se olvidan los antecedentes de la historia. Se ve que no aprendemos.
No habrá llama, no habrá Juegos Olímpicos. Los atletas tendrán que esperar. Es probable que sus programas de preparación se hayan hecho añicos.
Las cifras de la jornada siguen siendo desoladoras. La de personajes famosos, la de amigos y allegados que van cayendo y que no han podido resistir. Entretanto, las redes sociales son un hervidero, el escenario de una batalla que no esperó y donde se prolongan absurdos rencores en las circunstancias que concurren.
Horrorosa tecla. También puso a prueba la memoria. Retiró lo escrito. Ya solo quedan los restos del naufragio.