Día 31 de la Alarma

Dos palomas que deben estar coqueteando vuelan a gran velocidad desde la parada de taxis y se elevan sobre la calle Nieves Ravelo, saben ellas en qué ruta. Las calles y los paseos están tan limpios que, salvo en algún espacio muy concreto, se ve a las aves concentradas buscando con qué alimentarse.

Es la primera señal del nuevo día, desde muy pronto bañado con el sol templado de primavera.

Reaparece el doctor Fernando Simón para seguir explicando en sus comparecencias televisivas las tendencias, que son esperanzadoras, aunque los aumentos porcentuales en los contagios nos devuelven la gravedad del problema. Qué injustos han sido algunos con Simón, reacio ayer mismo a referirse a sus circunstancias personales, a cómo logró sobrellevar los efectos del virus.

Datos del Gobierno de Canarias, por cierto, sobre tales efectos en nuestro entorno territorial inmediato: tres fallecidos en el Puerto de la Cruz, donde se han registrado treinta y cinco casos positivos, treinta y tres en La Orotava y cuarenta y cinco en Los Realejos.

A media mañana suena una flauta desde alguna vivienda interior de un edificio cercano. Reaparecerá por la tarde, para amenizar la espera de los clientes de la farmacia que guardan la distancia social de manera que la unidad policial que circula por el perímetro exterior ni se detiene ni les llama la atención.

La directiva de la Asociación de la Prensa de Tenerife, después de un intercambio de criterios a través de mensajería móvil, hace pública su posición con respecto a la aplicación de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo y despidos en los medios canarios. Considera que, tanto la reducción de jornadas como un menor número de profesionales en el desarrollo de las tareas informativas, supone una merma sustancial en el libre acceso de los ciudadanos a una información veraz y contrastada, así como en la pluralidad informativa y en la calidad de la información que se facilita a la opinión pública. La Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) se hace eco inmediatamente de tal posición.

El músico y compositor portuense, Josele del Pino, un virtuoso del timple, acuña un concepto que viene muy bien tras lo descrito en la primera parte de la entrada: TONTO DEL BULO. Lo define, en su muro de facebook, como “una persona simple, de poca inteligencia, que reenvía mensajes falsos y tendenciosos. Se mueve por el afán de protagonismo, por el odio (sobre todo, político), por hacer daño o porque es imbécil, sencillamente”. Se pregunta Del Pino, irónicamente: “¿Conoces a alguien así?”. Y se responde: “No me lo digas. Díselo a él”. Más allá del juego de palabras, es genial Josele, genial.

Por la tarde, unos minutos con el pleno del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz. Un hecho histórico (primero que se celebra por conductos telemáticos) que debe ser valorado como respuesta de una institución que trata de estar a la altura de las circunstancias. Las tecnológicas, también. La aprobación por unanimidad de una moción suscrita por todos los grupos políticos, orientada a una respuesta consecuente con la crisis sanitaria y con las medidas para hacer frente a las repercusiones sociales, económicas y laborales en el municipio, ha sido un buen ejemplo de entendimiento y de responsabilidad.

Que haya más.

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