El día 11 a las 11

El próximo sábado 11 a las 11 de la mañana de este 2011 nacerá una nueva etapa política en nuestra ciudad. Se constituirá la nueva corporación municipal que se encargará de dirigir la dirección y el sentido de Puerto de la Cruz hasta 2015. La gran mayoría de los portuenses esperan que en los próximos cuatro años haya nobleza en el Salón Noble. Nos jugamos mucho en este envite. Nos jugamos el seguir en caída libre o el remontar. Nuestros políticos no pueden seguir como niños en patio de colegio culpabilizándose unos a otros con expresiones del tipo «él empezó primero». Al final todo se reduce a si las actuaciones de los ediles tienen como prioridad a la ciudad o a las conveniencias y estrategias de partido. Si a cualquiera de nuestros representantes pasados en el Ayuntamiento le preguntáramos por ello todos dirían a coro «¡claro, lo primero es Puerto de la Cruz!» pero la historia reciente nos muestra que a continuación a la mayoría les hubiera crecido la nariz. Y es que el político, incluso en la esfera de lo local, aprende desde muy temprano a tener una personalidad disociada, a decir una cosa (para consumo del ciudadano) y a actuar de otra.

Dicen que en el ámbito de la política municipal no es tan importante el color político sino las actuaciones en la ciudad, el contacto con el vecino, etc. Pero lo cierto es que Puerto de la Cruz ha estado híper-politizado en los últimos mandatos y la búsqueda del interés general ha sido relegada a la prioridad 23 (por decir algún número). Algunos opinan que pensar que esto va a cambiar a partir de ahora es cosa de ingenuos y quizá tengan razón pero nos resistimos a creer que esto no tenga solución.

Este sistema democrático imperfecto del que nos hemos dotado necesita actualizarse más temprano que tarde. No puede ser que la ciudadanía (dicen que la soberanía reside en el pueblo) sea tenida en cuenta únicamente en periodo de elecciones. Es como si se considerara a los ciudadanos como menores de edad que deben ser gobernados y tutelados por «los representantes». La gente ha perdido el poder que le es propio. No se le consulta nada por aquello de que «no es operativo para la gestión». Y si a ello unimos el desánimo y la desmovilización de los ciudadanos pues tendremos para el futuro un «más de lo mismo».

A los 21 ciudadanos que tomarán posesión de su acta de concejal el próximo día 11 les pedimos sólo 2 cosas: 1º Que pongan a Puerto de la Cruz como prioridad número 1 y 2º Generosidad para abrir cauces efectivos, prácticos, operativos para que la ciudadanía tenga mayor capacidad de consulta y decisión. No hablamos del trasnochado reglamento de participación ciudadana, hablamos de nuevas vías para escuchar a la gente, para ponerse a las órdenes de sus decisiones. Las autoridades no son los concejales y el alcalde, la autoridad es la ciudadanía.

Igual todo esto que pedimos muchos lo vean como «ciencia-ficción» pero creemos no equivocarnos al decir que las opciones políticas que más se pongan de forma real al servicio de los ciudadanos serán las que subsistan en el futuro. Llega el tiempo de que los llamados «servidores públicos» realmente lo sean.

El próximo sábado 11 a las 11 de la mañana de este 2011 nacerá una nueva etapa política en nuestra ciudad. Se constituirá la nueva corporación municipal que se encargará de dirigir la dirección y el sentido de Puerto de la Cruz hasta 2015. La gran mayoría de los portuenses esperan que en los próximos cuatro años haya nobleza en el Salón Noble. Nos jugamos mucho en este envite. Nos jugamos el seguir en caída libre o el remontar. Nuestros políticos no pueden seguir como niños en patio de colegio culpabilizándose unos a otros con expresiones del tipo «él empezó primero». Al final todo se reduce a si las actuaciones de los ediles tienen como prioridad a la ciudad o a las conveniencias y estrategias de partido. Si a cualquiera de nuestros representantes pasados en el Ayuntamiento le preguntáramos por ello todos dirían a coro «¡claro, lo primero es Puerto de la Cruz!» pero la historia reciente nos muestra que a continuación a la mayoría les hubiera crecido la nariz. Y es que el político, incluso en la esfera de lo local, aprende desde muy temprano a tener una personalidad disociada, a decir una cosa (para consumo del ciudadano) y a actuar de otra.

Dicen que en el ámbito de la política municipal no es tan importante el color político sino las actuaciones en la ciudad, el contacto con el vecino, etc. Pero lo cierto es que Puerto de la Cruz ha estado híper-politizado en los últimos mandatos y la búsqueda del interés general ha sido relegada a la prioridad 23 (por decir algún número). Algunos opinan que pensar que esto va a cambiar a partir de ahora es cosa de ingenuos y quizá tengan razón pero nos resistimos a creer que esto no tenga solución.

Este sistema democrático imperfecto del que nos hemos dotado necesita actualizarse más temprano que tarde. No puede ser que la ciudadanía (dicen que la soberanía reside en el pueblo) sea tenida en cuenta únicamente en periodo de elecciones. Es como si se considerara a los ciudadanos como menores de edad que deben ser gobernados y tutelados por «los representantes». La gente ha perdido el poder que le es propio. No se le consulta nada por aquello de que «no es operativo para la gestión». Y si a ello unimos el desánimo y la desmovilización de los ciudadanos pues tendremos para el futuro un «más de lo mismo».

A los 21 ciudadanos que tomarán posesión de su acta de concejal el próximo día 11 les pedimos sólo 2 cosas: 1º Que pongan a Puerto de la Cruz como prioridad número 1 y 2º Generosidad para abrir cauces efectivos, prácticos, operativos para que la ciudadanía tenga mayor capacidad de consulta y decisión. No hablamos del trasnochado reglamento de participación ciudadana, hablamos de nuevas vías para escuchar a la gente, para ponerse a las órdenes de sus decisiones. Las autoridades no son los concejales y el alcalde, la autoridad es la ciudadanía.

Igual todo esto que pedimos muchos lo vean como «ciencia-ficción» pero creemos no equivocarnos al decir que las opciones políticas que más se pongan de forma real al servicio de los ciudadanos serán las que subsistan en el futuro. Llega el tiempo de que los llamados «servidores públicos» realmente lo sean.

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