Este viernes en la Iglesia de San Francisco de Puerto de la Cruz a las 19:00 horas el profesor de Historia del Arte Domingo Martínez de la Peña ofrecerá una interesante conferencia sobre el Siervo de Dios Fray Juan de Jesús de quien es autor de un trabajo biográfico.Y es que Fray Juan de Jesús fue un personaje religioso muy peculiar nacido en Icod de los Vinos y que en Puerto de la Cruz lo vinculamos con los orígenes y la historia del Peñón (Peñón del Fraile) en donde se cuenta que en dicha atalaya se entregó durante años a la meditación. La leyenda señala que el fraile un día decidió colocar una pequeña cruz hecha con verodes y que a la mañana siguiente el Peñón apareció florecido.
Pero indagando en los orígenes de su vida hay que señalar primeramente que su infancia y juventud la pasó en Garachico, como aprendiz de tonelero para poderse ganar la vida y ayudar a su familia. Desde muy niño fue muy religioso y un ejemplo para todos los que le rodeaban. Se cuenta que un día en la víspera de San Juan, con motivo de encender las hogueras , y al estar Juan en un rincón de la casa donde trabajaba como tonelero, se quedó profundamente dormido, sufriendo un accidente al prenderse fuego el lugar donde dormía, perdiendo por ese motivo el ojo izquierdo debido a las quemaduras.
Posteriormente se traslada al Puerto de La Cruz, por motivos de trabajo, para ejercer el mismo oficio de tonelero. Al llegar era tiempo de cuaresma y Juan tenía la costumbre de hacer penitencia acudiendo a la Iglesia de la Peña de Francia para oír unas charlas cuaresmales, que daba un predicador franciscano, el padre Medina. Desde ese día su vida cambió radicalmente, ejercitándose más aún en la oración y la penitencia. Al fallecer su madre, ingresó en el convento de San Juan Bautista, del Puerto de la Cruz.
Dicen los que estudiaron la vida de Fray Juan de Jesús que vivió continuos éxtasis, y visiones celestiales hasta el final de sus días. Por todo eso fue motivo de escándalos para sus propios hermanos y superiores de la comunidad de franciscanos, que se encontraban incómodos con estos sucesos de la vida de santidad y de mortificación que llevaba el Siervo de Dios.
Por todo lo anterior fue trasladado a otro convento alejado de todos, al convento de San Diego del Monte, a las afueras de la ciudad de La Laguna, donde permanecería hasta su muerte (6 de febrero de 1687). Nunca dejó la penitencia y las mortificaciones más duras hasta su fallecimiento. Siempre iba descalzo y ayudó a los enfermos, a los más pobres y necesitados. Se narra también que ayudó espiritualmente a, la también Sierva de Dios, Sor María de Jesús, cuyo cuerpo permanece incorrupto hasta el día de hoy.
La singularidad del personaje es motivo suficiente para asistir a la charla de su biógrafo, el profesor Martínez de la Peña, en la Iglesia de San Francisco este viernes a las siete de la tarde.