Jesús García Mederos / puertodelacruz.com
Los portuenses somos realmente especiales en una cuestión al menos. Nadie como nosotros defendiendo nuestro pequeño espacio en el mundo. Consideramos que nada hay como nuestras calles, nuestro muelle, nuestra Plaza del Charco, nuestros rincones, nuestro clima. Es algo que va más allá de la defensa que cada cual pueda hacer del lugar donde nació. Creemos que no hay lugar mejor donde ser y estar, y esa idea se realimenta por ese encanto que también descubren y aprecian los viajeros que han recorrido nuestras calles durante siglos. Pero no siempre tenemos el suficiente conocimiento de nuestra historia como para darnos cuenta del por qué la ciudad es hoy como es. Todo tiene un porqué y casi siempre hay que buscarlo en el pasado. En la historia están las respuestas a nuestro carácter abierto, a que nuestra Plaza del Charco esté donde está y no en otra parte de la ciudad, a que vivamos del turismo y no de otro sector de actividad. La historia reciente y también la más remota nos cuenta lo que somos y las inclinaciones que tenemos hacia el futuro.
Es por todo lo anterior que hemos querido charlar sin prisas, con una persona que a buen seguro reúne en su conocimiento muchas de las claves para entender los orígenes del Puerto de la Cruz del siglo XXI que hoy vivimos. Hoy hablamos con Nicolás Barroso Hernández, historiador, experto en Geografía Urbana, autor del libro «Puerto de la Cruz, la formación de una ciudad» y que actualmente desarrolla una interesante investigación sobre la evolución de la estructura urbana de Puerto de la Cruz en el siglo XX. Esta entrevista, aunque extensa, condensa muchos de los conocimientos más destacados acerca del dónde venimos, de cuáles son nuestros orígenes. Las próximas líneas resumen varias horas de conversación y estoy seguro que el conocimiento que se desprende de esta charla puede sorprender a muchos y responder a preguntas que todos en algún momento nos hemos hecho sobre ese sitio tan especial como es nuestra ciudad.
¿POR QUÉ PUERTO DE LA CRUZ ES TAN PEQUEÑO? LA HISTORIA NOS LO CUENTA
Muchas personas que no conocen la historia de nuestro municipio se suelen preguntar el por qué Puerto de la Cruz tienen unas dimensiones territoriales tan reducidas, especialmente si lo comparamos con La Orotava y Los Realejos ¿cuáles son las razones?
La mayor parte de los portuenses conoce o ha oído hablar de que el Puerto de la Cruz surge como una escisión de La Orotava. Hay que pensar que hasta mediados del siglo XVII el Puerto forma parte del lugar de La Orotava. No obstante en 1646 se inicia el proceso de segregación de La Orotava, para lo que se solicita al Corregidor, Alonso Inclán y Vades, la autorización para reunirse y nombrar alcalde pedáneo propio. Esta Junta de Vecinos, que se produce en julio de 1648, elige al primer alcalde pedáneo del Puerto de la Cruz: Bartolomé de Avendaño.
El Corregimiento de La Laguna y la Audiencia apoyan abiertamente este proceso, mientras que La Orotava se opone frontalmente. Hemos de tener en cuenta que este proceso tiene lugar en un contexto de gran tensión y disputas políticas, de tal modo que ambas partes tienen representantes en la Corte que tratan de decantar el favor real a través de sustanciosos donativos, a los que la monarquía se muestra receptiva, habida cuenta de la extrema precariedad de su situación financiera.
A partir de aquí se abre un litigio entre La Orotava y los vecinos del Puerto, que desemboca en la Real Cédula de 1648, contraria en gran medida a las aspiraciones portuenses, aunque logra constituirse en una entidad local o lugar diferenciado de La Orotava, así como seguir contando con alcalde pedáneo propio, aunque elegido por y entre vecinos de La Orotava.
El proceso abierto en 1646 tendrá un recorrido largo y complejo, que no culminará hasta 1847, en que se reconoce al Puerto de la Cruz la actual extensión jurisdiccional. En todo caso, ya desde 1725 La Orotava había renunciado al derecho de elección del alcalde del Puerto de la Cruz.
Es importante señalar que la oligarquía de La Orotava estaba constituida por una parte importante de la nobleza insular, y que mantenía un enfrentamiento secular con La Laguna, de donde se puede entender las razones del apoyo explícito que el corregidor presta a las aspiraciones del Puerto de la Cruz. En este último, sin embargo, los grupos de poder estaban formado por una burguesía comercial, de origen portugués y británico. De hecho, el gran impulsor y defensor de los derechos del Puerto, en este proceso, es un comerciante portugués llamado Nicolás Álvarez.
Y llegado ese momento inicial de la separación ¿cuáles eran las dimensiones territoriales de Puerto de la Cruz?
En esa primera etapa los límites del municipio quedaron encorsetados entre los dos barrancos (Martiánez y San Felipe). En esa época el único suelo agrícola que se disponía era el de los llanos de Martiánez, los llanos de San Felipe El Tejar y el escaso suelo que había hasta llegar a Las Arenas.
Pero en 1811-1812, debido a una epidemia de fiebre amarilla, se estableció el preceptivo cordón sanitario. Esta situación provoca que un amplio sector de la población pase graves penurias y mucha hambre, denunciándose que muchos de los fallecimientos más que consecuencia de la epidemia propiamente, son ocasionados por el hambre, remarcándose que no existía espacio agrícola suficiente para alimentar a la población que residía en Puerto de la Cruz. Con anterioridad se habían promovido iniciativas en encaminadas a la ampliación de los límites del municipio pero no había manera de doblegar la posición de La Orotava y Los Realejos.
EL HISTÓRICO CONFLICTO CON SANTA CRUZ
A esta circunstancia concreta, hemos de añadir que la actividad portuaria del municipio se encontraba en una profunda crisis, como consecuencia del proceso de concentración del movimiento portuario en Santa Cruz, que siempre mantuvo muy actitud muy centralista y donde se le niega a Puerto de la Cruz el pan y la sal. Los proyectos de inversión para mejorar las condiciones del muelle en Puerto de la Cruz siempre son postergados o informados negativamente. Sobre todo a partir de 1723, con la llegada a Tenerife un Comandante General marqués de Valhermoso, en el marco del centralismo comercial y portuario impuesto por la Corona, a nuestra ciudad se le niega todo en temas de inversiones. El propio Agustín Millares Torres habla del bloqueo de Santa Cruz hacía a los puertos de Las Palmas y Puerto de la Cruz.
Es por ello que 1815 la actividad portuaria se había reducido de forma notable: ¿de qué podían subsistir los portuenses, si prácticamente no disponían suelo agrícola? Es en esa época donde se inicia un fenómeno que yo llamo el proceso de ruralización: la actividad portuaria y comercial se reduce de forma casi total, y el Puerto tiene que reorientar su actividad económica; hacia la agricultura. Son unos tiempos muy difíciles, en los que hemos hallado casos donde se derriban casas para poder disponer de terrenos donde cultivar. Así pues la actividad portuaria se va a Santa Cruz, quedando aquí una pequeña actividad de cabotaje y en entonces cuando se hace una gran presión a Santa Cruz y la oligarquía capitalina no le queda más remedio que apoyar la demanda de expansión de la superficie jurisdiccional del Puerto de la Cruz, en buena medida por la situación límite que se ha generado.
Por todo este conjunto de situaciones en 1847 se amplía un poco su jurisdicción, saltando los barrancos y llegando por el Este hasta más allá del Jardín Botánico y por el Oeste hasta el camino Las Quinteras. Si no se hubiera dado esta ampliación, por poner un ejemplo buena parte de Playa Jardín y Punta Brava serían hoy de Los Realejos. Fue una ampliación que aunque reducida, incorpora un suelo agrícola de de gran calidad, si bien el Puerto de la Cruz sigue siendo uno de los municipios más pequeños de de Canarias y del Estado.
Y LLEGA, BALBUCEANTE, ALGO NUEVO QUE NADIE CONOCÍA
Y el renacer de Puerto de la Cruz llega a finales del siglo XIX con el surgimiento de un fenómeno nuevo como es el turismo. ¿Cuál era la atmósfera que se vivía en nuestras calles en esa época?
Bueno surge este fenómeno de los viajeros que llegan a nuestra ciudad atraídos por su clima y su entorno y con las facilidades que dan las relaciones históricas de tipo comercial que ha habido con el norte de Europa, en general, y con las Islas Británicas, en particular. Para acoger a estos visitantes muchas casonas canarias se reconvierten y se adaptan como hoteles como son los casos del Hotel Marquesa, Martiánez, el Drugstore de la Plaza (antigua Falange) o incluso el propio inmueble del actual Hospital de la Inmaculada. Luego está el surgimiento del núcleo del Taoro, donde junto a la construcción del Hotel Taoro se fueron desarrollando un conjunto de villas de estilo inglés, recreándose un estilo muy coincidente con sus gustos, incorporándose también la biblioteca inglesa, la iglesia anglicana y el club inglés. Esas villas se alquilaban a familias que venían con todos sus miembros y sirvientes y que residían por temporadas para reponerse de sus dolencias. Este modelo de implantación sólo existe en el Taoro y luego este esquema de villas se empieza a extender a todo el valle. Los visitantes que venían eran de clase acomodada o alta y hay que recordar que el turismo de masas no llega sino hasta los años cincuenta y sesenta del siglo XX.
Esta oferta variada de establecimientos turísticos trata de adaptarse a la demanda. Entre la población que nos visitaba se encuentran grupos con capacidades económicas diferentes, de tal forma que los que ostentan una menor capacidad económica se alojan en esas casas adaptadas como fondas y los que disponían de una posición económica más desahogada iban a las villas y al Hotel Taoro.
Es un turismo que no tiene un impacto ecológico sobre el paisaje, lo valora y lo cuida porque es precisamente lo que le atrae, a diferencia de lo que ocurre actualmente. Salvo el caso del Hotel Taoro casi todo son adaptaciones de antiguos edificios por lo tanto no hay un proceso de destrucción del paisaje.
EL HOTEL TAORO Y SU SINO
Los portuenses en particular y también muchos visitantes se preguntan cómo el Hotel Taoro ha podido estar tan marcado negativamente por la historia, tanto desde sus inicios como hasta el momento presente.
Para mí es un hotel que no ha contado nunca con el apoyo que merece. Incluso después de haberse quemado en 1929, no se restaura y es adquirido por el Cabildo en los años 40, para en 1951 alquilarlo a la empresa HUSA. Tenemos que esperar a los 60 para que se restaure cuando un portuense, Isidoro Luz, preside el Cabildo y es partir de ese momento cuando se recuperan todas las habitaciones que habían sido dañadas. Cuando lo abandona la empresa HUSA a finales de los años 70 y lo retoma el Cabildo acaba como casino y tristemente está ahora en el más absoluto de los abandonos, máxime teniendo en cuenta que es un elemento emblemático (“un icono”) del desarrollo turístico de la provincia de Santa Cruz de Tenerife.
Es cierto que nunca fue rentable, al tiempo que también es justo decir que tampoco dispuso de muchas oportunidades. Vivió muchísimos conflictos, problemas bélicos en Europa con la Primera Guerra Mundial, la crisis del 29, la Guerra Civil española, la posguerra que es dramática. Luego viene la segunda guerra mundial y su posguerra, en definitiva su actividad siempre se desarrolló en un contexto de grandes dificultades. Probablemente tuvo pequeños periodos de prosperidad, pero fueron momentos breves y muy concretos.
Cuando lo cogió el gran gestor que lo podía haber hecho florecer, como fue la familia Talg, también lo pasó muy mal porque tiene lugar en el periodo de la posguerra, en un momento crítico de la historia de España.
¿QUÉ ATRAJO A LOS TURISTAS A PUERTO DE LA CRUZ?
En esos inicios incipientes del turismo ¿la llegada de los visitantes estaba relacionada con el modelo actual de sol y playa?
Claro que no. Fíjate que los hoteles de la primera etapa del desarrollo turístico, salvo el Hotel Martiánez no tienen una vinculación directa con la playa. La elección de Puerto de la Cruz como emplazamiento turístico a finales del siglo XIX y en el primer tercio del siglo XX no tiene que ver con ese modelo de turismo de sol y playa. Si los visitantes hubieran venido buscando sol, lo razonable es que el centro turístico se hubiera localizado en Santa Cruz o Güímar. El turismo de salud que venía a restablecerse de enfermedades viene al Puerto de la Cruz porque ofrece otros atractivos. El desarrollo incipiente del turismo, a finales del siglo XIX y principios del XX, no tiene una relación directa con el mar, no juega un papel fundamental. El mar sólo es importante en la medida que ayuda para que haya una temperatura más agradable, más atemperada.
¿Cuál fue la razón de que se desarrollara aquí en lugar de otras zonas con mayor soleamiento? sencillamente el paisaje. A los europeos que llegaban les atraía mucho el extraordinario paisaje y el entorno natural del Valle de la Orotava. Desde esta perspectiva, se comprende el emplazamiento del Hotel Taoro y su entorno que disponen de una localización privilegiada y envidiable, por sus posibilidades panorámicas.
¿Desde tu perspectiva por dónde tendrían que ir las acciones para revitalizar al Hotel Taoro?
Yo viendo el éxito que ha tenido y sigue teniendo el modelo de gestión del Hotel Tigaiga de la familia Talg, entiendo que hoy en día su éxito pasaría por una misma línea de gestión, aplicando los mismos principios y los mismos métodos, sería un hotel con mucho éxito y al que vendría mucha gente. Sí que hay un conflicto entre el modelo del Taoro y el modelo turístico que se ha aplicado en Puerto de la Cruz. El Hotel Taoro no es para un turismo de sol y playa, es un hotel señorial para un tipo de turismo distinto, de alta calidad, exigente. Incluso algunos han propuesto que debería integrarse en la red de paradores nacionales.
Y LLEGA EL «SOL-Y-PLAYA»
¿A partir de cuando crees que comienza a asociar al turismo con el modelo único de sol y playa?
Bueno, en Las Palmas ya desde los años 20 se empieza a ofrecer un turismo de playa, pero como Puerto de la Cruz no se ha caracterizado, precisamente, por tener un régimen de mareas adecuado para la práctica del baño, este aspecto de la oferta turística se desarrolla más tardía y discretamente. En la década de los 20, que no fue mala para el turismo, el Hotel Taoro siguió funcionando relativamente mal, mientras que el Hotel Martiánez lo hizo razonablemente bien. Algunos se preguntan si tal diferencia se debe a la proximidad de la playa. Yo me inclino a creer que no, la gente que venía no venía buscando precisamente el mar y el sol. La gente venía para reponerse de enfermedades provocadas por los efectos negativos sobre la salud del desarrollo industrial en las ciudades europeas, y las ocasionadas por las bajas temperaturas en dichos países. Buscaban mejores temperaturas, reposo, aire limpio.
Por otra parte, en la elección del destino Puerto de la Cruz, además de sus valores medioambientales, buen clima, etc., incide la importante presencia de británicos y de otros países europeos. Estos lazos provienen de mucho tiempo atrás. También se da el caso de que todavía existía actividad portuaria y por esta vía venían vapores que de manera directa traía a esos visitantes.
¿Cómo evoluciona el turismo a partir de esa etapa incipiente hasta que se produce el boom turístico?
La Primera Guerra Mundial nos afecta mucho y por supuesto el periodo de la crisis del 29. También con la Guerra Civil española y la llegada de Franco al poder supuso de definitiva desaparición de la actividad portuaria de nuestra ciudad. Este hecho afecta de manera muy importante al modelo turístico que había venido desarrollándose hasta ese momento. En ese periodo los hoteles empiezan a cerrar: el Marquesa, el Monopol, el Martiánez, sólo queda abierto el Taoro y en una situación agonizante. En el libro de Guimerá Ravina sobre la historia del Taoro se destaca que Enrique Talg pasa auténticos calvarios para mantener en funcionamiento el hotel en el pleno apogeo de la autarquía económica e intervencionismo, en un contexto de racionamiento que se mantuvo hasta 1953.
A partir de 1953 comienza un incipiente movimiento de liberalización económica, que progresivamente deja atrás la etapa autárquica, al tiempo que se va superando el intervencionismo del régimen franquista. Esta liberalización va generando apertura económica y empiezan a llegar inversiones de capital extranjero y que es determinante para entender lo que sucede a mediados de los 50 y las siguientes décadas. En ese contexto comienza la nueva etapa de desarrollo turístico del Puerto de la Cruz con la llegada del gran boom turístico que, si bien se inicia en la década de los cincuenta, la fase de mayor intensidad se concentra entre 1963 y 1973 que es cuando se construye la mayor parte de la planta alojativa de nuestra ciudad. En ese periodo se crece de una forma brutal, desordenada, algo similar a lo que sucede en el sur entre los años 80 y 90.
ALGUNAS VOCES YA DISIENTEN DEL MODELO
En esa explosión turística, allá por 1966, el ya fallecido Enrique Talg denuncia que se está creciendo mal y por encima de la demanda. Él está en contra de este ritmo y esta forma de crecimiento para Puerto de la Cruz y para el Valle de La Orotava. Comienzan a percibirse las primeras señales de alarma, que presagiaban la crisis que aún permanece abierta en el Puerto y que cualquiera que viva aquí es consciente de ella. El conflicto o la contradicción se plantea, en la medida en que el modelo turístico de «sol y playa», aplicado en el municipio, no es el más adecuado, dado que dispone de menos horas de sol anuales que la zona meridional de la isla, así como por las escasas aptitudes naturales para la práctica del baño. Es por ello que desde los años 50 se intenta resolver esta contradicción mediante la construcción de piscinas artificiales que provean zonas de baño habilitadas y practicables. En el caso de las piscinas de San Telmo primero y luego el Complejo Martiánez se llegan a soluciones interesantes a través del magnífico proyecto de César Manrique. Posteriormente, ya en la etapa de madurez se acondiciona la zona de Playa Jardín y algunos trabajos sucesivos en la Playa de Martiánez. Todo esto son esfuerzos para subvertir la realidad. El destino turístico “Puerto de la Cruz” siempre tuvo sus recursos estratégicos y su desarrollo siempre estuvo vinculado a los valores ambientales y paisajísticos. Entrar por la autopista y ver la imagen imponente del Valle y el Teide creaba un impacto muy positivo en el visitante. Era algo muy hermoso. Pero lo cierto es que los gestores del desarrollo no se dieron cuenta que la gallina de los huevos de oro no era la construcción sino la no construcción. Lo que atraía la llegada de visitantes no era el mar y la playa –que es un recurso interesante-, ya que había lugares en mejores condiciones, sino el extraordinario entorno ambiental y paisajístico.
Y EMPIEZA POCO A POCO EL DECLIVE
A partir de mediado de los setenta se detiene la creación de hoteles, aunque continúa la construcción de apartamentos y de forma moderada. Se empieza a desarrollar el Sur de la isla, con la apertura de la autovía y la construcción del Aeropuerto Reina Sofía. Con todos esos mimbres el Puerto comienza un proceso de estancamiento, lo que algunos llaman destino turístico “maduro”.
César Gaviria, un destacado investigador de los procesos turísticos habla de que la proximidad de los a aeropuertos es determinante, fundamental para el desarrollo de un núcleo turístico y señala que debe localizarse a menos de una determinada distancia en kilómetros. Por lo tanto el desplazamiento del aeropuerto, la apertura de las vías de comunicación hacia el Sur, unido al hecho de que esta zona de la isla dispone de mejores condiciones para el modelo turístico del sol y playa, que es el que se está aplicando en toda la geografía insular y regional y al cual el Puerto de la Cruz también se sumó, explica que a partir de los años setenta se produzca una reducción del ritmo de crecimiento y más tarde un estancamiento de la actividad turística en nuestro municipio. El eje se desplaza definitivamente hacia el sur en los años 80 y 90 y en ese periodo el Puerto sigue creciendo pero muy poco, muy selectivamente, manteniéndose, pero no es capaz de reaccionar a los cambios que se están produciendo en la configuración del mapa del turismo insular y regional. No obstante se dan pasos interesantes con la creación de Playa Jardín, el surgimiento del Festival de Cine Ecológico, el Plan de Excelencia Turística, las iniciativas de Hans Veyrat sobre la Calidad Turística que han tenido una trascendencia nacional.
Yo lo que creo es que en Puerto de la Cruz lo que ha faltado es cierta cintura en los momentos clave para darse cuenta de cuáles eran realmente sus valores estratégicos. Esa es mi valoración.
¿ERA FÁCIL VER QUE EL MODELO ELEGIDO NO TENÍA FUTURO?
No obstante en aquella época del boom turístico quizá fuera difícil imaginar que el progreso podía ir por otros caminos distintos al crecimiento masivo de infraestructuras turísticas, que por otro lado se veía como llegada de riqueza, trabajo, ingresos…Quizá esa visión adelantada de Enrique Talg era sólo la perspectiva de un visionario, en el mejor sentido del término. Me imagino que nadie se planteaba cuestiones conservacionistas por mucho que hoy en día haya una conciencia extendida sobre su importancia.
Es indudable y yo creo en la buena fe de la gente que eligió ese modelo. No obstante ya en aquel periodo ya hay voces discordantes, que disienten de esa manera de hacer las cosas. La visión que había en aquella época no era monolítica y de pensamiento único. Hay voces empresariales que disienten. En este sentido conviene aclarar que los empresarios turísticos, los dueños de los hoteles, no suelen tener la misma visión que los constructores, no son la misma cosa. En los 60 y 70 ya se leen artículos apoyados por empresarios turísticos donde se ve que defienden tesis diferentes, donde señalan que el camino que se estaba siguiendo no era el correcto. En la prensa de aquella época hay mucha gente que está llamando la atención sobre esta circunstancia, muchos de ellos son defensores de la no destrucción del patrimonio histórico y el paisaje. No es que fuera sólo una persona, habían muchas voces y eran muy tenaces. Ejemplos de ello fueron José Rodríguez Barreto, Luis Castañeda y otros muchos.
Mi madre decía que casas antiguas eran ratones y cucas. En esos tiempos pasados donde hubo estrechez y penurias las únicas expectativas futuras que se veían estaban en lo nuevo y no la conservación de «las casas viejas». Esa visión era entendible, pero también es cierto que ese conjunto patrimonial era lo que atraía al que visitaba nuestro municipio unido al clima y el entorno natural. Los visitantes podían encontrar sitios mucho mejores de sol y playa pero preferían Puerto de la Cruz por estos otros motivos.
Todo mi respeto para los que protagonizaron esta película, no estoy yo aquí para acusarlos. Ahora es fácil criticarlos a toro pasado y a luz de la conciencia que se tiene actualmente sobre estos temas. Pero también digo a continuación que desde mi punto de vista, nuestra crisis actual se debe a que hemos planteado un modelo inadecuado para los recursos, aptitudes y potencialidades de Puerto de la Cruz en el contexto del Valle de la Orotava.
Muchos opinan que Puerto de la Cruz en los años 60, 70 era un shangri-la para un europeo que venía aquí. Hoy en día no lo es y tenemos los mismos problemas de tráfico, ruidos, etc. de cualquier ciudad europea, al tiempo que hemos perdido muchos valores paisajísticos, culturales, históricos, patrimoniales que antes tanto atraían a los que nos visitaban. Nosotros nunca hemos tenido elementos patrimoniales espectaculares como una Alhambra, un Palacio Real, una catedral imponente, etc., lo que nosotros teníamos y hacía de nuestra ciudad un lugar hermoso era el conjunto urbano y no la individualidad monumental. Así lo destacaron visitantes ilustres entre los que se encuentra Humboldt y otros muchos.
No obstante el declive es una parte de todo proceso explosivo de desarrollo como el que tuvo nuestra ciudad. Todos los procesos que se desarrollan así pasan por esta etapa: el declive o fase de “madurez” forma parte del proceso.
PARALELISMOS CON ERRORES SIMILARES EN EL PASADO
¿Nuestra crisis turística tiene algún paralelismo con otras crisis que hayamos vivido en el pasado?
Por supuesto. Si lees los documentos que explican la crisis del vino de los siglos XVII y XVIII tiene un gran paralelismo con lo que sucede hoy con el turismo.
Debemos recordar que Canarias siempre ha tenido y tiene una economía muy dependiente del exterior. Aquí no hay un tejido industrial-empresarial como en Cataluña, el País Vasco, Baleares o en otras zonas peninsulares. Aquí en el turismo llegaron una serie de industrias depredadoras que colonizaron el territorio y que ya no están aquí, que están repitiendo el proceso en otros lugares. Esta gente llegó aquí, dio a conocer, explotó y, una vez agotado o exprimido el beneficio, se marchó. Muchos de los hoteles son hoy en día propiedad de empresas españolas o canarias que han comprado a bajo precio. Finalmente hemos llegado a una situación donde hay un exceso de oferta, pérdida de calidad y precios muy bajos. Esto mismo ocurrió también previamente con la crisis del vino: hubo un exceso de oferta, pérdida de calidad de los caldos porque los profesionales del vino lo abandonan y lo ceden a los medianeros y consecuencia de estos factores y otros se dan unos precios muy bajos. Se pasa de tener unos vinos excelentes a unos vinos de dudosa calidad y de los más baratos. Los paralelismos entre ambas crisis es notable; si bien es cierto que el vino centró la vida económica de Tenerife desde mediados del siglo XVI hasta el siglo XIX, y el turismo sólo lleva un siglo entre nosotros.
LA ESTRUCTURA URBANA DE HOY Y SUS ORÍGENES EN EL PASADO
En este apartado me gustaría que profundizáramos en conocer que sucedió en el pasado para llegar la estructura urbana que hoy tenemos.
Habría que empezar diciendo que la razón de la existencia de Puerto de la Cruz viene implícito en su nombre: el Puerto. Esa fue la razón de su origen como enclave urbano. Surge como puerta de salida de mercancías de una de las zonas agrícolas más ricas de Canarias como es el Valle de La Orotava.
No aparece el enclave urbano hasta que se fortifica para poder repeler los ataques de los piratas. El Puerto nace al abrigo del proceso de la exportación de los cultivos de la vid a finales del siglo XVI. En esos momentos surge las primeras claves de la organización urbana de nuestro municipio. Toma importancia en la zona del puerto nuevo (donde está ubicado el muelle actual) y se abandona el puerto viejo (inmediaciones del Castillo de San Felipe). Ello se debe a las consecuencias de un aluvión que se produjo a finales del siglo XVI.
A partir de este hecho se trazan calles y las primeras líneas urbanísticas las diseña Antonio Franchy. Así pues, como núcleo urbano se puede apreciar a partir de la primera mitad del siglo XVII que es cuando más crece y se dan las primeras formas de autonomía como entidad local con un alcalde pedáneo propio. Luego continúa su desarrollo urbano con momentos de crecimiento explosivo y otros de estancamiento.
Un momento importante en el desarrollo urbano del Puerto de la Cruz, al que debemos buena parte del patrimonio histórico, es el que se extiende entre el último cuarto del XVIII y principios del siglo XIX, concretamente entre 1770 y 1815. Luego se inicia otra etapa de gran declive, dramática, desde 1815 y hasta 1850. En este periodo pasa de ser uno de los principales puertos de Canarias a ser un puerto casi de cabotaje. Luego tiene un cierto relanzamiento a finales del siglo XIX con las exportaciones de la cochinilla, el plátano y con el incipiente turismo.
El desarrollo urbano del de la ciudad histórica y su trama urbana, y que van a incidir en la ciudad del siglo XX, estará condicionado por los agentes naturales: es un municipio muy pequeño, enmarcado por dos barrancos, cuya acción dio lugar a los llanos de Martiánez y los llanos de San Felipe El Tejar.
LOS BARRANCOS MARCAN EL DESARROLLO URBANO
Me imagino que hay factores que explican el desarrollo económico de determinadas zonas y que hayan espacios menos valorados en el municipio ¿a qué se debe?
Básicamente son los agentes físicos los que determinan la calidad y seguridad de determinadas zonas frente a otras. Hay que tener en cuenta que inicialmente (XVI-XVII) el suelo del municipio es público, no existe mercado del suelo, no se podía llegar y decir «yo compro este terreno porque tengo dinero para ello». Era propiedad del Cabildo, del común, y por lo tanto acceder a una propiedad era a través de concesiones que daba el Cabildo. Por lo tanto es esta institución quien determinaba donde vivía cada cual. Los pobres a veces obtienen concesiones aunque en la mayoría de los casos se limitan a ocupar los lugares que nadie quiere.
Las zonas que no se espera que sean afectadas por la acción del barranco o del mar es donde se van a localizar las viviendas de mayor porte, de gente más acomodada y con más dinero, unido al conjunto de edificios que conforman la estructura simbólica (los conventos, las iglesias, las plazas etc.). Están a buen recaudo de la acción de los elementos y por lo tanto no peligran dichas edificaciones. Por lo tanto el barrio del Este, que va aproximadamente desde la calle Zamora hasta la calle Blanco y por otra parte desde el mar hasta la calle Valois, es el que ocupan las clases acomodadas. Son casas importantes, burguesas, de dos plantas. Hay también otra zona valorada que va desde San Felipe hacia la calle Cupido. También por supuesto en la Plaza del Charco ya que es un centro comercial estratégico, aunque no se libró de inundaciones por la acción del mar y los barrancos y un ejemplo de ello fue con el aluvión de 1826 que anegó de lodo y barro toda la plaza.
Luego estaba la zona de La Ranilla desde San Felipe-El Lomo-Mequinez donde vivía la gente más humilde y era la zona que cuando subía el mar provocaba grandes destrozos y creo que en la memoria de algunos todavía perviven recuerdos de este tipo. También estaba la zona de La Hoya que podía verse afectada por la acción del barranco de Martiánez.
Luego los barrios periféricos nacen en zonas a veces próximas a los barrancos a diferencia de las grandes fincas que están fuera de su influencia. El barrio de San Antonio prácticamente nació en el margen oriental del barranco San Felipe, uno de los más peligrosos.
Por lo tanto las claves del asentamiento socio económico en la ciudad están marcadas por estos factores naturales que en esos momentos eran determinantes.
Y LA CIUDAD EVOLUCIONA HASTA COMO LA CONOCEMOS HOY
¿Cómo se transforma urbanísticamente Puerto de la Cruz en el siglo XX hasta presentar la fisonomía actual?
El periodo más reseñable se sitúa a partir de la segunda mitad del siglo XX. Puerto de la Cruz es uno de los primeros municipios de Tenerife y Canarias que cuenta con un Plan General. Lo hace Luis Cabrera Sánchez Real en 1958, cuando ya el municipio se está desarrollando turísticamente. Incluso cuando se aprueba el Plan General al mismo tiempo se aprueba el Plan Especial de la Avenida de Colón lo que es bastante significativo.
Los grandes polos de desarrollo de Puerto de la Cruz en la segunda mitad del siglo XX se localizan en aquellos espacios que habían dejado libres la acción de los barrancos. El gran centro de desarrollo turístico se concentrará en Martiánez y luego el otro gran núcleo de desarrollo urbanístico se localiza en San Felipe-El Tejar donde se aprobaran dos planes parciales. Esta zona se configura como polígono residencial y como polígono turístico en San Felipe. Este último supone un relativo fracaso dado que, si bien se construyen algunos hoteles, la mayoría de los empresarios turísticos, una vez colmatado el ensanche de Martiánez, prefieren dar el salto e irse a la zona de la Paz donde se construyen los establecimientos de mayor categoría.
Este primer plan general se basa en la Ley del Suelo de mayo de 1956, pero que está fuertemente influido por la filosofía y los principios de los planes de ensanche, de extensión, de reforma interior y de alineaciones contemplados desde el Estatuto Municipal de Primo de Rivera. Por este motivo promueve dos ensanches: el oriental (Martiánez) y el occidental (San Felipe-El Tejar). También declara zona ciudad-jardín a prácticamente toda la mitad oriental del municipio y por tanto todo lo que está al sur-este en el municipio. En esta zona es donde se van a desarrollar todas esas urbanizaciones que van a ir salpicando el paisaje de esta zona: La Paz, el Durazno, El Botánico, El Tope… que posteriormente van a acabar siendo el nuevo centro hotelero. Por lo tanto el salto se da hacia esa zona y no hacia la que se propone desde la el Ayuntamiento, a través de la implementación del polígono turístico de San Felipe.
Conclusiones: la zona este sigue siendo privilegiada, allí se instala lo más granado de la industria turística y la ciudad-jardín por las posibilidades panorámicas y paisajísticas que tiene. En el Oeste se concentra el complejo residencial obrero de la ciudad. Allí se ubican el complejo de barriadas y cooperativas junto con el conjunto de los barrios de San Antonio y Punta Brava. Este Primer plan de ordenación de 1958 se vio desbordado muy rápidamente. Y su gestión se dieron prácticas de lo más surrealistas que provocaron graves dificultades y deficiencias en la organización de la ciudad.
El Plan del año 1974 viene a reconducir unas actuaciones muy sui géneris y busca dar coherencia a todo lo que se ha hecho y a un conjunto de despropósitos que han surgido durante el periodo anterior. Se busca que las zonas de actuación estén equipadas urbanísticamente y se redactan planes de las zonas que no habían contado con ningún planeamiento como San Antonio y Punta Brava. Un ejemplo sorprendente es la zona de Martiánez que es la suma de 6 pequeños proyectos de urbanización. Las líneas maestras que sirven de base a la ordenación de Martiánez son las contenidas en la propuesta global del Plan General de Luis Cabrera Sánchez Real que, como hemos señalado, se aprobó simultáneamente al proyecto de urbanización de la Avenida Colón. Después se hizo Sargentos Provisionales y Avenida Venezuela, luego el primer tramo de la Avenida Generalísimo, más tarde llega el segundo tramo y la explanada que prolonga la Avenida Colón hasta Aguilar y Quesada. Se da también la circunstancia que el casco tampoco tenía un Plan parcial o un plan especial.
En definitiva el plan del 74 le dio una mínima coherencia a la situación previa y reconduce algunas actuaciones que se habían hecho de forma anómala, por emplear una terminología respetuosa.
Para hacernos una idea aproximada de lo que estoy hablando, señalar que en Martiánez se construyeron 55.000 m2 más de los autorizados, y más de 500.000m3 de los autorizados. Doxiadis, que es la empresa que realiza el Plan General, hace una evaluación y estima que es importantísimo darle una coherencia a Martiánez.
En los años 80 y 90 el crecimiento se ralentiza. En esta época no se producen las insensateces que se dan en los 60. Lo que sí se mantiene es el derribo de casonas canarias tradicionales que ahora son reemplazadas por el llamado estilo “neocanario”.
El caso de Playa Jardín, sí que es un fenómeno urbanístico que parece fuera de lugar, un emplazamiento turístico importante que se localiza en la zona oeste de la ciudad, al lado del barranco y al lado de Punta Brava.
LAS LUCES Y LAS SOMBRAS DEL URBANISMO RECIENTE
¿Cuál es tu balance del desarrollo urbanístico en el siglo XX?
Pues básicamente el desarrollo urbano ha mantenido, porque así se incorporó en el planeamiento, los elementos fundamentales de la organización social del espacio de siglos pasados: las zonas residenciales de mayor categoría y los establecimiento de mayor nivel se localizan en la mitad oriental, mientras la mitad occidental se destina mayoritariamente a residencia de las calases populares.
Desde el punto de vista del Patrimonio Histórico Artístico se ha sido absolutamente insensibles y lo que ha sobrevivido, ha sido más el resultado de contenciosos y disputas familiares que por políticas de protección de tales bienes. Los que se pusieron de acuerdo para derribar lo hicieron. No se ha respetado casi nada y lo que se conservó obedece a la casualidad.
Con respecto al respeto con los valores ambientales se ha sido irrespetuoso. Ha habido que sudar tinta para evitar que zonas como el Taoro se conservaran, siendo todo un ejemplo de modelo de implantación turística de enorme interés incluso para mostrar el pedigrí turístico de Puerto de la Cruz con relación a otras ofertas turísticas.
LA LÍNEA DIVISORIA ENTRE LA ZONA TURÍSTICA Y LA ZONA TRADICIONAL
Los portuenses siempre hemos tenido la conciencia de que la zona turística empezaba del «canal de Suez» hacia Martiánez ¿hay alguna razón urbanística que haya propiciado estas diferenciaciones de uso del suelo en Puerto de la Cruz?
Esto es así porque ese trazado que comienza en la calle Quintana nos dirige hacia el mar, hacia la playa. La playa por antonomasia siempre fue Martiánez y todos los recursos se situaron en dirección hacia esa zona. En el período anterior a la Guerra Civil, cuando aún se mantiene la actividad portuaria, la calle San Juan o la calle Blanco, que están perpendiculares a la costa, son un ejemplo típico de las calles comerciales de una ciudad portuaria.
Cuando comienza el desarrollo turístico el foco de actividad económica se desplaza hacia Martiánez, por lo tanto cambian los ejes y las calles comerciales empiezan a ser las calles paralelas a la costa que conducen a Martiánez. Esto se traduce en que las calles con más valor económico son Quintana, Santo Domingo, San Telmo…
Ahora Martiánez ya no tiene la vida que tuvo y se han revalorizado zonas en el casco como la calle Blanco en su confluencia con la Plaza del Charco, la calle Iriarte y parte de la calle San Juan. Martiánez ha perdido una parte de su atracción y ya no es el único centro comercial y turístico.
LA PLAZA DEL CHARCO, ALGO MÁS QUE UNA PLAZA
Tengo la impresión que la Plaza del Charco también ha tenido un papel articulador del urbanismo de la ciudad.
Por supuesto. Inicialmente la Plaza tenía el interés de que estaba junto al muelle y como hasta el año 1936 nuestro desarrollo ha estado vinculado a la actividad portuaria es comprensible que se haya consolidado en el tiempo como un elemento fundamental de la trama urbana. Por lo tanto es comprensible que se haya convertido en el centro neurálgico de la vida de Puerto de la Cruz. Hoy en día, como todos sabemos, es el centro social aunque no económico.
En el pasado la mayoría de las grandes casonas que estaban alrededor de la Plaza del Charco eran sede de los grandes consignatarios. Aquellos grandes salones, que algunos vimos de pequeño, eran los depósitos de las mercancías que llegaban o salían por el muelle que estaba al lado. Era el centro económico, los grandes comercios estaban ahí y también en la calle San Juan que también tiene una disposición perpendicular al muelle. Hay que decir que la red arterial de la ciudad estaba concebida para converger a esa plaza como centro económico que actuaba de antesala del muelle, como puerta de entrada y salida de la actividad comercial del Puerto y de todo el Valle. Por lo tanto toda la red de comunicaciones de Puerto de la Cruz y del Valle estaba dispuesta en torno al muelle y, en consecuencia, a la Plaza del Charco. Todo converge hacia el muelle pero la plaza está al lado como espacio de relación. Aunque hoy no existe la actividad portuaria se ha mantenido su papel de punto de encuentro social y conserva un encanto y valoración muy significativa para los portuenses, convirtiéndose en un elemento simbólico de primer orden para los portuenses, es sin lugar a dudas el lugar más valorado por nosotros.
EL DISPARATADO PROYECTO QUE NO LLEGÓ A REALIZARSE
Hubo un proyecto bastante peculiar para la Plaza del Charco que afortunadamente se abandonó ¿nos podrías dar sus detalles?
Sí, fue de un ingeniero llamado Jerónimo Mines (1610). Él argumenta que debido a las dificultades que había para hacer un muelle en condiciones y con la debida protección, creía que vaciando la Plaza se podía hacer un puerto artificial. La idea era que toda la piedra para la construcción de viviendas en el Valle de La Orotava se sacara del también llamado “Charco de los Camarones”, y así, de forma natural y progresiva, se iría abriendo un muelle o charco natural. Si ves el plano de Antonio La Riviere de 1740 compruebas que ese proyecto existe. El proyecto se abandona definitivamente a finales del siglo XVIII cuando se traslada el emplazamiento del nuevo proyecto de muelle a Martiánez. De esta forma se consolida como una plaza. Hay que tener en cuenta que la Plaza del Charco y su estructura se construye en 1835.
La Plaza del Charco forma parte de lo que yo llamo la red simbólica de Puerto de la Cruz y estoy seguro que para los que somos de aquí es el lugar más valorado y al que más cariño le tenemos.
EL PLAN ESPECIAL DEL CASCO Y EL FUTURO
Hemos hablado con detalle de nuestro pasado para poder entender de dónde venimos, pero mirando ahora hacia el futuro y desde tu perspectiva como experto en geografía urbana ¿qué opinión te merece el Plan Especial del Casco?
A mí me resulta bastante atractivo y aunque no estoy de acuerdo al 100% con él, muchas de sus soluciones me parecen muy interesantes. Creo que revitaliza la ciudad y eso es una asignatura pendiente para nuestro futuro. No obstante las soluciones ahora no son tan sencillas. Hay que armarse de paciencia. Pese a todo, como muchos saben, La Laguna es un ejemplo de metamorfosis positiva y yo creo que el equipo de Maria Luisa Cerrillos le avala ese éxito. Es lo más interesante que he leído en los últimos cincuenta años acerca de ideas y propuestas imaginativas para la ciudad y creo que va en línea con el desarrollo sostenible, aunque como ya dije hay temas concretos que yo no comparto.
Para terminar ¿qué perspectivas ves hacia el futuro?
Yo no creo en ningún proyecto que por si mismo nos vaya a sacar de la crisis, no hay ninguna panacea salvadora que con ella te puedas echar a dormir. No creo que ninguna obra vaya a resolver nada por sí misma.
Una buena idea sería sacar el tráfico rodado lo más posible de la ciudad para hacer nuestro municipio más acogedor para pasear y visitar. Hacer una ciudad más habitable, con menos ruidos, con menos tráfico, menos agresiva, yo creo que eso es un factor muy importante para el turismo que te viene. Por otra parte se han creado expectativas interesantes acerca del plan Horizonte 2020 y el Consorcio. La prueba del algodón será el comprobar el tipo de proyectos en los que se invierten los recursos.
Salir adelante como ciudad requiere un trabajo constante, permanente, un trabajo de reflexión. El Puerto necesita personas que salgan al ruedo, que aúnen, que sepan coger lo mejor de cada ciudadano. El Puerto necesita catalizadores que pongan a hablar a la comunidad y que entre todos busquemos vías de salida. Eso es lo que plantea la Agenda Local 21, que entre todos, a través de foros decidamos lo que queremos. Y en ese contexto creo que es vital que volvamos a recuperar nuestro papel de centralidad cultural, creativa, un centro de reflexión y libertad.