El término “evolución” implica un cambio, un desarrollo que no siempre se traduce en una mejora, a pesar de que habitualmente lo usamos en esos términos.
Hago esta observación porque es indudable que las fiestas, como es natural, han sufrido un cambio cuya evaluación entiendo que corresponde al ámbito personal. Según las vivencias de cada uno, las de ahora les parecerán mejores o peores que las que vivieron en su infancia o juventud.
Por tanto, me voy a limitar a relatarles algunas pinceladas de como transcurrían las fiestas en el siglo XX según la información que he podido recopilar de los programas que se conservan en el archivo municipal y algunas apreciaciones personales de las que vivimos en la actualidad, de las que, por el mero hecho de ser portuense, me niego a tacharlas de involucionistas.
Lamentablemente, hasta el año 1941 no tenemos una continuidad física de programas conservados en nuestros archivos, por lo cual comenzaré a partir de ese año.
Doy por sabido que es de dominio público que en un principio estas fiestas eran en honor al Señor del Gran Poder de Dios y que posteriormente, a partir de 1921, se incorporó a las mismas la devoción por la Virgen del Carmen, compartiendo la dedicación de estas celebraciones.

En la foto vemos el programa correspondiente a 1913. Obsérvese que la fiesta era solo un día y que no había procesión. Sin embargo, participaba en los festejos la Banda de Música del Regimiento de Tenerife, lo cual nos indica que la relación de la Hermandad del Gran Poder de Dios con la milicia se remonta a antes de la dictadura franquista.
También ha quedado claro que no hablamos de fiestas patronales, puesto que ni uno ni otra son patrones de la ciudad. Es curioso que NUNCA, en ningún programa, aparece este término en la portada. Siempre se indica “FIESTAS DE JULIO EN HONOR DEL GRAN PODER DE DIOS Y DE LA SANTISIMA VIRGEN DEL CARMEN” o simplemente “FIESTAS EN HONOR DEL GRAN PODER DE DIOS Y DE LA SANTISIMA VIRGEN DEL CARMEN”.

1970 es el primer año en el que aparece en el programa un saluda del alcalde, en este caso de D. Felipe Machado del Hoyo.
Es en esos textos en los que se solía cometer este error. El Gran Poder de Dios fue el principal protagonista hasta principios de los años 70, en que comienza a observarse el auge por la devoción Mariana que desde entonces ha ido en aumento, cosa que me parece magnífica, dicho sea de paso, pero en detrimento de la imagen más importante, la del Señor, lo cual ya no me parece tan loable.
Nunca perdamos de vista que la importancia de María viene dada por ser la Madre de Jesús y no al revés.

No se trata de estar a favor de una y en contra de la otra, a los dos se les dedican las fiestas por igual, pero debemos procurar que el fervor que sentimos por una de ellas no nos haga perder el norte.
En cuanto a las fechas, tampoco fue siempre julio el mes de celebración, de igual forma que tampoco fue siempre el martes el día en que se celebraba a la Virgen del Carmen, ni el lunes el día en que volvía a salir el Gran Poder. Esto debe hacernos reflexionar y apartar de nuestro lenguaje la célebre frase “eso siempre ha sido así” o peor aún “eso es así de toda la vida”. NADA ha sido siempre así y mucho menos de toda la vida.
En un principio, las fiestas contaban con una colaboración económica del Ayuntamiento, pero tanto las actividades como su financiación, eran gestionadas por una comisión (EVIDENTEMENTE SEGUIDA MUY DE CERCA POR EL AYUNTAMENTO), que se ocupaba de la organización y de recaudar fondos principalmente entre los comercios. Esta circunstancia hace que todos los programas llevaran al final unas páginas tituladas “GUIA COMERCIAL” en la que aparecían anuncios de los establecimientos colaboradores, que por cierto, eran muchísimos. Al final de la programación festiva aparecía siempre la firma del alcalde.
Al menos desde la década de los 40, las fiestas de julio se hacían coincidir con numerosas competiciones deportivas, es una de las pocas cosas que no hemos perdido, pero también se daba mucha importancia al aspecto cultural como conciertos tanto de la banda del Puerto como de las diferentes agrupaciones que venían de otros pueblos para acompañar a las procesiones, obras de teatro, festivales líricos, etc. Pero también el programa estaba plagado de actos lúdicos con concursos, gincanas, etc.

Los programas llevaban textos sobre la historia de la ciudad, sobre las imágenes, sobre las tradiciones, poesías, etc (todo esto es algo que también hemos perdido).
La importancia que se le daba a la cultura era de tal magnitud, que se dedicaba un apartado a las actividades que se habían realizado durante el año, sobre todo a raíz de la aparición en la escena portuense del Instituto de Estudios Hispánicos. Este apartado lo titulaban “RESUMEN ARTÍSTICO”. Además, se aprovechaba para hacer coincidir con estas celebraciones diferentes inauguraciones, estrenos, o debuts de agrupaciones, como es el caso del de la Coral Polifónica Portuense dirigida por Don Alfonso Temes Diéguez, que se hizo coincidir con las fiestas de julio de 1955 (8 de julio a las 22.00 horas en el Teatro Topham), de la que lamentablemente no he podido conseguir foto, o la de la Coral Reyes Bartlet, dirigida por Don Manuel Cabrera Mejías, cuya presentación se incluyó en el programa de 1970.

En 1953 se conmemoraba el primer centenario de la muerte del pintor Luis de la Cruz y Ríos y con tal motivo se organizó una exposición de óleos y miniaturas de este autor así como libros de los siglos XVII, XVIII y XIX.
Aprovechando esta circunstancia, el lunes de la fiesta se dedicó a Luis de la Cruz, a Manuel Antonio de la Cruz, en cuya tumba al pie del retablo del Gran Poder de Dios pusieron una corona de flores, al presbítero Sebastián Padrón Acosta que había fallecido en mayo de ese año y al sacerdote Don Federico Ríos Machado. Para ello se organizó una misa en sufragio por sus almas a las 9 de la mañana y concluida la misa, se trasladaron al cementerio municipal con la banda de música que tras el responso pertinente, interpretó los Cantos Canarios de Teobaldo Power.
Duraban entre 4 o a lo sumo 5 días, pero la concentración de actividades era tal, que no dejaba lugar a dudas en ningún momento de que se estaba en fiestas. Lamentablemente desde hace algunos años, el domingo, hasta la salida del Gran Poder, solo las banderitas que adornan las calles del centro nos recuerdan que estamos en fiestas.
Previo a los días grandes, desde 1959 aunque de forma intermitente, se elegía (o proclamaba) una Reina, que presidía todos los actos festivos, incluyendo cabalgata, carreras de sortijas, concursos de coches engalanados, batallas de flores, etc.

En la foto vemos una imagen de la elección de la Reina de 1963 que en esta ocasión fue elegida la señorita María del Carmen de León Hernández.

En esta otra foto vemos a la Reina de 1967, la señorita Candelaria Rodríguez Rodríguez con su corte de honor. La cabalgata, batalla de flores, sortijas, concursos de coches engalanados, etc., es otra de las notas identitarias que hemos perdido. Ahora se sigue haciendo una elección de la Reina, pero la falta de actos de categoría las relega al único cometido de acompañar las procesiones, aunque ni siquiera sean católicas, como sucedió hace unos años. Será la “evolución”.

En la foto vemos a la señorita Bárbara Padrón, reina de las fiestas de julio 1964.
El sábado por la tarde se celebraba la cabalgata (otro acto que hemos perdido). Se realizaban carrozas con diseños muy elaborados y solía ir en la comitiva un Haragán que se quemaba al final del desfile (esto cayó junto con la cabalgata).



Seguro que los cabezudos, los haraganes y las majorettes siguen en la retina de todos nosotros. Seguro que hay una excusa perfectamente plausible para justificar estas pérdidas, entre otras, la probablemente se esgrima la evolución. La última cabalgata se celebró en 2009.
El sábado por la noche se solía realizar una romería que concluía en el Teatro Topham donde se realizaba el baile de magos que aún hoy seguimos celebrando. Una curiosidad, era obligatorio vestir traje típico para poder acceder al recinto, pero las mujeres estaban exentas de esta obligación.

Este baile se trasladó en 1958 a las piscinas del Lido de San Telmo y a partir de ahí ha tenido varias ubicaciones como la Plaza del Charco, la plaza de la estación de guaguas hasta quedar consolidado desde 1992.
También se organizaban otro tipo de bailes que tenían gran protagonismo. Hubo bailes de etiqueta, fiestas del mantón (de manila), o el baile de blanco y negro, que no apareció hasta la década de los 50 y perduró hasta principios de los 70.
El domingo era el día grande.

Hasta 1970 (inclusive), las misas se celebraban por la mañana y por la noche había sólo procesión. Fue en 1971 cuando la misa de la Virgen del Carmen se trasladó a la tarde, previa a la procesión y en 1972 se hizo lo mismo con el Gran Poder de Dios (de esto no han pasado ni 50 años).
Personalmente pienso que deberían volverse a celebrar las misas por la mañana y las procesiones por la tarde, separando así los actos internos de los externos.
La celebración matutina de la misa era el pistoletazo de salida a las actividades del domingo. A partir de ahí comenzaban los conciertos y diferentes actividades en la plaza del Charco. Todo el día de fiesta.
Por la noche, por supuesto, la procesión de la que todos los programas destacan la entrada con una maravillosa exhibición pirotécnica en honor del Gran Poder de Dios.

El lunes continuaba la celebración con la misa y procesión del Gran Poder de Dios. Estos actos contaban en muchas ocasiones con la presencia de autoridades militares además de las civiles y religiosas. De forma intermitente, acudía la banda del regimiento a acompañar la procesión junto a la del Puerto.
En la foto no está la banda del Regimiento sino la del Puerto y la banda de tambores y cornetas de la Cruz Roja, pero observen la foto que tiene algo menos de 50 años y comprobarán que poco ha cambiado, algo digno de elogiar a la Hermandad del Gran Poder de Dios.



Por la tarde, concurso de carrozas y coches engalanados, la Carrera de Sortijas y la Batalla de Flores que se mantendrán, con algún año de ausencia, hasta 1976, conciertos, verbenas de diferentes tipos y en diferentes localizaciones, etc. En definitiva, también una jornada plagada de actividades de diversa índole.



Nada de esto queda, la evolución. En los años 2008 y 2009 se recuperó la batalla de flores, pero como indiqué antes, a partir de ahí se perdió definitivamente.
El martes se comenzaba con la misa matutina en La Peña y a continuación las diferentes actividades culturales y de ocio que rellenaban el día hasta la procesión de por la tarde, con similares características que la actual y con las preceptivas verbenas a su término.
En realidad, a eso se circunscribían las FIESTAS DE JULIO. Con el transcurso del tiempo fueron cambiando los elementos accesorios, pero gracias a las hermandades, el núcleo sigue casi inalterado.
En el tintero se quedan muchas cosas. Los festivales de aeromodelismo, las carreras de karts, las fiestas de arte, los ventorrillos…
Yo no quiero decir que lo de antes era mejor o que hemos perdido identidad, como dije al principio, eso queda en la percepción de cada uno.
Yo personalmente prefiero las fiestas de antes, y por eso ahora desaparezco durante ese fin de semana. Para ver al Gran Poder y a la Virgen del Carmen tengo todo el año.
Concluyo pidiéndoles que reflexionemos sobre cuáles son las fiestas queremos.
Así se construye la historia, de la que todos los portuenses somos protagonistas aunque no seamos conscientes de ello.