Declarada Bien de Interés Cultural la iglesia de San Francisco de Puerto de la Cruz
En estos días hemos conocido de una excelente noticia para el patrimonio artístico y arquitectónico de Puerto de la Cruz de la mano de la declaración a la Iglesia de San Francisco de Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento por parte del Gobierno de Canarias. La protección del edificio, incluye la catalogación de varios retablos, esculturas, pinturas y su púlpito del siglo XVIII, además de un perímetro de protección para uno de los inmuebles de mayor relevancia del Conjunto Histórico portuense.
La Iglesia de San Francisco
Entre los años de 1599 y 1608 se construyó en el Puerto de la Cruz una ermita cuyos gastos fueron sufragados por el almojarife del lugar D. Juan de Texera, propietario del mencionado recinto religioso, dedicado a San Juan Bautista.
Posteriormente D. Juan de Texera cedió la ermita a los frailes franciscanos con el fin de que establecieran en ella una vicaría de dos o tres sacerdotes sujetos al guardián de La Orotava, para que dijeran misa, confesaran y ayudaran en lo espiritual a los vecinos que, siendo en número de 40 a 50, no había clérigo que quisiera bajar desde la mencionada villa a decirles misa por la distancia, tomando posesión efectiva de la misma (de la ermita) en 1609.
A partir de estas fechas escasean las noticias referidas al recinto, si exceptuamos las que tienen que ver con la fundación de la capilla de las Llagas en 1670 por parte de Nicolás Álvarez, y la de las Ánimas fundada por la familia Nieves-Ravelo en el siglo XVIII.Al suprimirse las Órdenes Religiosas tras los Decretos de Ley de 19 de febrero y 8 de marzo de 1836, el convento franciscano se cerró, permaneciendo sólo la iglesia -que se había restaurado entre 1830/32- abierta al culto. En 1926 el Padre Superior de los Misioneros del Corazón de María pidió ayuda para arreglar la fachada que da hacia la calle de Quintana pero, pese a todos los esfuerzos por mantener en buen estado el edificio, en 1966 (cuando era usado como ciudadela) un voraz incendio lo devoró, salvo los “restos” de la balconada que pueden apreciarse desde el “Parque San Francisco”, salvándose sólo la iglesia.