La sesión informativa sobre el Proyecto de San Telmo que se desarrolló el pasado jueves en el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz, puede decirse sin lugar a dudas que fue un acierto para todos. Tras la profunda polémica que se ha desatado en las últimas semanas entre los vecinos acerca de la conveniencia de determinados aspectos del proyecto, se hacía necesario poder tener un encuentro con los redactores del proyecto y el representante del Cabildo Insular para aclarar muchos aspectos. A nadie se le oculta la importancia del Paseo de San Telmo que desde siempre ha tenido para vecinos y también como vía neurálgica de comunicación entre la zona turística de la ciudad y el casco y que precisa de diversas mejoras para integrarse en el proceso de renovación de la ciudad como destino turístico.
El Salón de Plenos, se llenó a rebosar, y una vez más los presentes tuvimos que soportar la carencia de aire acondicionado «ya histórica» (mucho antes de que llegaran las restricciones económicas) que alguno ya propone con sorna y resignación que sea declarada «bien de interés cultural». Así pues se sumó el ambiente caldeado en términos atmosféricos con la calentura de muchos que entendían que el proyecto podía eliminar un elemento que consideran histórico como es el muro que bordea el paseo.
En el acto estuvieron presentes Carlos Alonso (vicepresidente del Cabildo y Presidente del Consorcio de Puerto de la Cruz), los redactores del proyecto, Fernando Senante (Gerente del Consorcio) y en representación del Ayuntamiento Sandra Rodríguez y Lope Afonso. Excusaron su presencia el Alcalde que se encontraba en otra reunión, el concejal de Urbanismo que estaba de viaje y la directora del Plan Especial del Casco María Luisa Cerrillos que se encontraba también fuera de la isla.
Mucho se discutió acerca de si el muro tenía carácter de histórico o no, de la calidad de los materiales, de la idea de abrir visualmente el paseo al mar, de la necesidad de canalizar las aguas vertidas para que no acaben en el mar, de cómo mejor solucionar las barreras arquitectónicas, de la necesidad de hacer accesible el paseo hasta la zona de la ermita…
Fueron casi tres horas de debate que salvo casos aislados de algún exaltado, sirvió para inaugurar lo que intuimos que debe ser una nueva etapa en la realización de obras públicas que precisa y debe contar con la participación de los vecinos. No deberían surgir estos encuentros entre la administración y los ciudadanos como consecuencia de la presión social que puedan ejercer los vecinos sino como parte normal de la realización de proyectos e iniciativas. Suscribimos la idea de que este contacto con los ciudadanos debería darse en una etapa más inicial de los proyectos y no cuando ya se encuentra en su tramo final y donde existe menos margen de maniobra por los plazos existentes y la necesidad de no perder la financiación.
Para todos aquellos que no hayan podido estar en el «cálido» salón de plenos portuense les dejamos con la grabación del acto que recoge las múltiples intervenciones de vecinos y las respuestas de los técnicos y los responsables políticos.